12/5/12

De repente… me salí del auditorio

  El miércoles, por primera vez en muchísimo tiempo, abandoné un auditorio en medio de la proyección de una película. Realmente sentí un poco de vergüenza, sobre todo porque el director del film estaba allí y esperaba escuchar los comentarios del público, pero yo apliqué la del Manual de Estilo del Diario Caracas: “El tono airado o violento y los sarcasmos deben ser evitados. Cuando una obra es mala, la mejor crítica negativa es el silencio”… y luego hacerle una entrada en tu blog despotricándola.


image Presentación de mal agüero

  La película que proyectaron se llama “De Repente, La Película” está dirigida por Luis Armando Roche y básicamente se trata de una comedia basada en el mismo rodaje del film, es decir, es una película sobre la película. Cabe destacar, que el "gancho" de la producción es que en ella todos los actores improvisaron sus actuaciones, he allí el porqué del "De Repente".

  La idea parece buena cuando se pone de esa manera, pero en la práctica resulta otra cosa. Para empezar, ¿cómo es posible que los actores hayan hecho improvisaciones y aun así hayan lucido sobreactuados?, ¿por qué algunos hablaban con acento mejicano o colombiano a pesar de que no representaban a personajes de esos países y de que la historia se ambientaba en Caracas? Demasiado contacto con las telenovelas, supongo.

  Me gustaría criticar lo ilógicas que eran algunas escenas así como la secuencia de éstas, pero entiendo que pudieron haberse valido del absurdo para aumentar la comicidad del film. No obstante, me parece ‘interesante’ que uno de los personajes de la película haya sido un policía, que, para haber salido de la capital, se parecía más a un estereotipo de un policía norteamericano que a un guardia nacional. Otro personaje que llama la atención es el “inspector de seguros” que se asemejaba a un banquero londinense de los 50’s, más que a un inspector de seguros venezolano… En realidad, ni siquiera sé si existe ese cargo en el país.

  En fin, aparte del hecho de que la película es una comedia nefasta, lo que realmente me molesta es que intente presentarse como algo digno de la aprobación del público por el simple hecho de que el director se atrevió a “experimentar” y a hacer que sus actores improvisaran en las escenas. El intentar hacer cosas nuevas o distintas independientemente de su resultado no debería implicar inmediata aclamación, en otras palabras, lo experimental no justifica un trabajo de mierda.

  Habiendo dejado ese gran enunciado merecedor de aparecer en la Enciclopedia Británica, escribo algunas ideas para más películas de este tipo:
  • En la oscuridad: una película grabada con la tapa del lente de la cámara puesta todo el tiempo. 1 hora y 40 minutos de pantalla negra y sonidos de fondo hacen de esta producción una obra innovadora.
  • El Blanco de Guzmán: 2 horas de una pantalla blanca y sin sonido. Es una no-película que hace una no-referencia y un no-juego con el color y el apellido del presidente venezolano.
  • Etarep: una historia ambientada en un barrio venezolano que posee los elementos básicos (¿o clásicos?), groserías, pistolas, chistes y un romance para cautivar al público. Podrá parecer una historia común, pero, aquí viene el giro: está rebobinada de atrás hacia adelante y no se entiende nada. Burda de distinto.
 
  PD: Algunos podrán preguntarse cómo escribí una crítica sobre esta película sin haberla visto por completa. Bueno, debo decir que tienen razón, pero que vi gran parte del film y que diez minutos después de mi retirada ya había terminado la proyección. Además, los reto a verla, y si lo logran, háganlo saber en los comentarios pues estarán participando por “fabulosos premios”.

6/5/12

Chiste Interno


   Clodosbaldo no podía entender por qué cada vez que se acercaba a Pulalia las piernas le temblaban y el estómago se le revolvía. En un principio pensó que era amor, pero luego se dio cuenta de que en realidad odiaba a aquella muchacha. Algo debía tener que le hacía perder el apetito y sentirse algo mareado. Allá, más adentro de Clodosbaldo, el estómago y los intestinos grueso y delgado se retorcían de la risa cada vez que veían la cara redonda, la nariz chata y las rodillas deformes de Pulalia. Todo se trataba de un chiste interno.

Desexistir


    No recuerdo cómo llegué a mi antiguo pueblo. Ni cuánto tiempo llevaba caminando. Sólo recuerdo que todo el cuerpo me dolía, que tenía unas cuantas hojas secas en mi pelo, y que lo primero que vi fue a un par de hombres sobre un andamio retirar los cristales de las ventanas del museo. Cuando llegué a casa, mi madre me saludó con un beso y un abrazo y me señaló el cuarto que había preparado para mí por si quería descansar.

   Al día siguiente, me enteré de que el museo de la ciudad estaba siendo deconstruido. Sentí mucha frustración y quise hacer algo al respecto, pero mientras los días avanzaban, me era más indiferente la situación y pronto el edificio se desvaneció por completo. Las joyerías y cines también desaparecían, y yo sentía unas ganas tremendas de retomar el fútbol y jugar en las nuevas carreteras de tierra.


  Con el tiempo perdí la barba y unos cuantos centímetros de estatura. Viejos amigos regresaron a la ciudad y mis días se balanceaban entre la escuela y el fútbol. Aunque cada vez me importaba menos la escuela y me volvía más torpe para el deporte.


   Finalmente llegó el día del bautizo… y yo perdí mi nombre.

  Ahora paso mis días en una cama acolchada, con unos deseos inmensos de dormir que incrementan cada vez más.